La lectura de la Torá de esta semana, Vayishlaj, comienza de manera contraria a la porción anterior. La semana pasada comenzamos a leer "y salió", mientras que la de esta semana comienza con "y envió". En la semana pasada, Jacob va, sale, sale al exilio, y ahora sale del exilio y regresa.
Aprenderemos que toda esta porción, Vayishlaj, nos enseña qué forma de proceso debe atravesar la identidad judía cuando nos liberamos de nuestra identidad de exilio. ¿Cómo pasa un judío de ser "Jacob" a la identidad de "Israel"?
Jacob es el pequeño que se somete al mayor. En cambio, respecto a Israel está escrito: 'Has luchado con Dios y con los hombres y has vencido'. En esto, el ángel le informa que, en su transformación a Israel, ha descubierto su capacidad para enfrentar desafíos políticos y similares. Este es un requisito previo para convertirse en "Israel".
La primera prueba es el encuentro de Jacob con Esaú, cuando todavía le teme como está escrito: 'Y Jacob tuvo mucho miedo, y eso le aterrorizó'. ¿Por qué la repetición? Rashi (comentarista medieval) lo interpreta como: "Y tuvo miedo" porque temía que lo mataran. 'y le aterrorizó' porque tal vez matará a otros.
Vemos que el temor de Jacob de tener que matar a otros era aun mayor que la idea del peligro real de que lo mataran. Esta forma de pensar sigue siendo una consecuencia del código moral de un exiliado. No estará en condiciones de enfrentarse y desgrasar al enemigo mientras se preocupe más por él que por sí mismo.
Miremos una vez más el comentario de Rashi. Escribió: "Quizás mate a otros". ¿Quiénes son los 'otros'? Según el Midrash, encontramos que los 'otros' es una referencia a uno de los grandes sabios de la época romana en Judea, el rabino Meir. Según la tradición de nuestros sabios, el rabino Meir era descendiente de Nerón, el emperador, y el propio Nerón era descendiente de Esaú. En otras palabras, Jacob se da cuenta de que dentro de la cultura de Esaú puede surgir una gran alma como la del rabino Meir. No puede olvidar que incluso en el enemigo hay componentes preciosos. En tal situación, él no sería capaz de entrar a la Tierra de Israel y establecerse allí.
Así, la Divina Providencia hace que Jacob pelee con Esaú. Como está escrito: 'Y quedó Jacob solo, y un hombre luchaba con él'. Cuando Jacob se ve obligado (en un sueño) a luchar y derrotar a su enemigo, ahora está listo para entrar a la tierra de Israel.
Es evidente que todavía tendrá que enfrentarse a un enemigo real, como en el caso del pueblo de Shjem (Siquem). Tengamos en cuenta que en el incidente de Dina (la hija de Jacob) en Shjem, él todavía se encontraba en un estado de minoría y debilidad. Jacob se contiene y decide no pelear. Sin embargo, sus hijos ya comprenden el modo de acción necesario para la existencia en la tierra de Israel. En su explicación a su padre, Jacob, dijeron: '¿Acaso puede él (Shjem) tratar a nuestra hermana como a una ramera?' Por eso, explican, necesitábamos actuar.
Después de la batalla con Shjem y sus habitantes, Jacob sube a Betel porque en este punto finalmente ha adquirido el nivel apropiado de convicción que requieren los judíos de la Tierra de Israel. Este nivel equivale al de Israel que sabe luchar.
Shabat shalom