Torá del Cielo
Dos pruebas demuestran que existe una fuente divina para la Torá. Pero deben comprenderse a fondo y no simplemente según el enfoque popular: «millones de personas no mentirían sobre la descripción de un evento, especialmente a sus hijos». Este enfoque no resistirá la crítica objetiva y solo puede fortalecer la convicción de quienes ya estaban convencidos de antemano. Podremos encontrar respuestas satisfactorias si profundizamos en el asunto.
En primer lugar, debemos señalar que la revelación es un evento formativo en la historia de una nación. La identidad nacional no es el resultado de una elección deliberada. Más bien, nace dentro de la nación y es, de hecho, un elemento impuesto al pueblo. Toda identidad nacional se construye a partir de la psicología colectiva, que surge de eventos impactantes que dejan una profunda huella en la nación. Si el evento tuvo lugar antes del inicio de la era histórica, está rodeado de dudas y bien podría ser un mito producto de la imaginación. Esto no ocurre con un evento posterior a la formación de la identidad nacional, como la historia de las guerras de Troya o el Éxodo de Egipto y la entrega de la Torá. En tales casos, podemos verificar que el evento tuvo lugar , no porque existan testigos, sino por su fuerte impacto en la conciencia pública.
Además, el carácter de una historia puede, por sí mismo, ser un indicio de la verdad. Esto es especialmente válido para una historia que trasciende los límites de la imaginación humana. Si bien es cierto que existen historias de revelación personal o colectiva en todas las culturas, incluso podrían ser fruto de la ficción, estas historias siempre, sin excepción, involucran una deidad "inmanente" interna al mundo, y no una revelación trascendental [metafísica] de un Dios que creó el mundo y es externo a él. La única historia donde el revelado es el Creador mismo es la que cuentan los Hijos de Israel. De hecho, la descripción escrita del evento enfatiza que quienes experimentaron la revelación se mostraron reticentes a participar [véase Deuteronomio, capítulo 5].
La interferencia del Creador en el curso natural de los acontecimientos puede afectar la estabilidad espiritual del hombre, y a la humanidad jamás se le ocurriría inventar semejante historia, ni siquiera fundar una nueva religión. Todos los que desarrollaron una nueva creencia [religión/fe] hablaron únicamente de la revelación por una entidad parte de la creación , de modo que esta no socavara los cimientos de la existencia.
También debemos intentar refinar el concepto de una Torá Divina proveniente del cielo . Rav A. Y. Kook explica que un hombre puede admitir que la Torá vino del cielo, pero podría estar refiriéndose a un nivel superficial del cielo. Imagina a quien entregó la Torá como un "contador pedante" que compara el peso de los mandamientos [mitzvot] con el de los pecados. Otros, en cambio, consideran que niegan el origen divino de la Torá mientras buscan una fuente de la Torá entre los niveles más elevados de la sabiduría y la moralidad humanas. Este enfoque [este último] se acerca, de hecho, a la verdadera definición de la Torá proveniente del cielo.
[Rabino Oury Cherki, director del Centro Mundial Noájida]
