Hola, continuamos nuestro estudio en el cuarto capítulo de Brit Shalom, que trata sobre las leyes de la blasfemia y de pronunciar el Nombre de Dios.
En torno a la prohibición de la blasfemia, debemos incluir también el concepto de honor: honor otorgado al Cielo, y en este caso también honor hacia quienes son socios del Santo en la creación. Me refiero al padre y a la madre.
Una persona está obligada a honrar a sus padres. Esta obligación también es una cuestión de moralidad natural, lo que significa que incluso sin la Torá, entenderíamos que uno debe honrar al padre y a la madre. La Torá elevó esto a uno de los Diez Mandamientos: "Honra a tu padre y a tu madre", y también "Cada persona debe reverenciar a su madre y a su padre".
Esto significa que este mandamiento, al ser universal, es algo que debe respetarse en todo el mundo, hasta el punto de que el Talmud deriva el comportamiento adecuado hacia los padres específicamente de un no judío. Su nombre era Dama ben Netina y vivía en la ciudad de Ashkelón. Aunque era pagano, el Talmud se refiere a él con respeto.
Estas son las palabras de la sección 9: Los sabios dijeron: hay tres copartícipes en la creación de una persona: su padre, su madre y el Santo, bendito sea. La Torá equiparó el honor debido a los padres con el honor debido al Cielo. Además, honrar a los padres forma parte de la moral humana aceptada en todo el mundo. Lo mismo se aplica a la reverencia hacia los padres. Huelga decir que está absolutamente prohibido golpearlos o maldecirlos. Esto está obviamente prohibido hacia cualquier persona, pero aún más hacia los padres.
Los psicólogos afirman que mientras una persona no haya llegado a un acuerdo y a la aceptación de sus padres, le es difícil convertirse en padre o en madre, en el caso de una mujer. En otras palabras, la base psicológica de una persona pasa por su actitud correcta hacia su padre y su madre, quienes son copartícipes en su creación con el Santo. Una persona tiene la obligación de honrar a sus padres.
