Hola,
Continuamos con nuestro estudio del tercer capítulo de Brit Shalom.
Una vez más, estamos tratando con las leyes de la idolatría (avodá zará). Aquí, debemos distinguir entre adoración y creencia.
Por ejemplo:
Si una persona adora activamente al sol, esto constituye idolatría.
Sin embargo, si alguien cree que el sol es una deidad, pero no lo adora activamente, esto no cae dentro de la prohibición.
Así como es permisible para cualquiera creer que el sol proporciona calor o luz, la prohibición se aplica solo a un acto físico real de adoración.
Esto se aclara en el párrafo 13:
"La mera creencia de que una persona o nación está gobernada por alguna fuerza, ya sea física o espiritual, de rango inferior al Creador de todo no está prohibida, siempre y cuando no sea adorada".
Esto significa que se puede creer en la existencia de una fuerza espiritual, como un ángel o alguna otra entidad, que influye en los individuos o las naciones. Sin embargo, la prohibición es contra la adoración de esa entidad. En última instancia, la adoración y la reverencia están reservadas exclusivamente para el Creador del mundo.
El error de Enósh
El error de Enósh, el hijo de Set y nieto de Adán, como se explica en la tradición rabínica, fue su creencia de que Dios deseaba que la humanidad honrara a Sus creaciones que poseen poder y gloria, tal como uno lo honra a Él. Este fue su error. La ley judía aclara que la adoración se debe solo al Creador del mundo.
La creencia en el dualismo
¿Qué pasa con las creencias dualistas (dualismo)? Con respecto a esto, está escrito:
"Quien considera que hay un dios sobre el mundo entero aparte del Creador de todo es llamado 'negador del principio fundamental'".
Esto significa que es permisible creer que existen fuerzas menores que influyen en el mundo, pero está prohibido creer en un poder igual a Dios, uno que sea paralelo al Creador del mundo. Tal creencia se considera una forma de ateísmo disfrazado de dualismo.
