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Continuamos con el estudio del segundo capítulo del libro Brit Shalom, donde seguimos explorando los principios fundamentales de las halajot (leyes) para los noájidas.
Una de las distinciones que se hacen en la halajá judía es entre los mandamientos de la Torá (dinei Torá) y las ordenanzas rabínicas (dinei sofrim), las ordenanzas instituidas por los sabios. Los mandamientos de la Torá, que pertenecen a los noájidas, son vinculantes para ellos. Sin embargo, ¿qué pasa con las ordenanzas promulgadas por los sabios? Estas no son vinculantes para los noájidas.
Permítanme explicarlo con un ejemplo:
En las leyes de inmoralidad sexual, hay relaciones prohibidas tanto para los israelitas como para los noájidas. Sin embargo, los sabios instituyeron ordenanzas adicionales para el recato. Por ejemplo, durante la oración, una partición (mejitzah) debe separar a hombres y mujeres para evitar la frivolidad que podría llevar a transgresiones graves. Esta ordenanza, sin embargo, no se aplica a los noájidas. Los noájidas pueden decidir por sí mismos cómo manejar las prácticas de modestia en sus comunidades.
Este principio se analiza explícitamente en el párrafo 12 del capítulo dos. Las ordenanzas agregadas por los sabios judíos para los israelitas, conocidas como dinei sofrim, no se aplican a los noájidas porque estas leyes son internas a la nación judía. Cada nación tiene sus propias costumbres y sensibilidades, lo que también explica la siguiente halajá, del párrafo 13.
Párrafo 13: Las comunidades noájidas pueden designar a sus propios sabios para legislar y juzgar sus asuntos.
Esto significa que no están obligados a consultar constantemente a los rabinos judíos. Es posible que los noájidas tengan sabios dentro de sus comunidades que sean aceptados por su pueblo. Estos sabios están obligados a conocer las Siete Leyes Noájidas y también a estar familiarizados con las costumbres y normas culturales de su propio pueblo.
Por ejemplo, en las culturas occidentales, es costumbre que las personas se den la mano cuando se encuentran. En cambio, en la India, es costumbre juntar las palmas en un gesto particular. Un sabio noájida que no esté al tanto de tales diferencias culturales podría emitir fallos incorrectos. Por lo tanto, debe estar bien versado en estas distinciones culturales.
Otra halajá importante: los mandamientos noájidas son igualmente vinculantes para hombres y mujeres. No hay distinción en la obligación de cumplir los mandamientos entre hombres y mujeres.