“Amor incondicional” – Parashat Shemot (Exodo)
-por el Rav Uri Cherki-
Hay una disputa sobre que Haftara debe ser leída para la porción semanal de la Torá, Parashat Shemot (Exodo). Los askenazíes leen el párrafo que empieza con: “En los días venideros Jacob echará raíces…”(Isaias 27:6), mientras que los sefaradíes leen: “Palabras de Jeremías, hijo de Hilcías…” (Jeremías 1:1), tal como en la primer semana de los días Ben Hametzarim*. Esta costumbre de los Sefaradíes es desconcertante, ya que aparentemente sin ninguna razón evidente leen un párrafo que ya aparece en otro contexto, y el cual además se refiere al castigo Divino.
Podemos decir que la razón de este cambio, se originó debido a que antiguamente, la haftara de la parasha Shemot, era: “…haz saber a Jerusalén sus abominaciones” (Ezequiel 16:2) como acostumbran todavía los Yemenitas y las comunidades de Bagdag y Tunez. En referencia a esto, está escrito en la Mishna: ” Rabí Eliezer dice: No se debe leer la Haftara “haz de saber a Jerusalem” …(Meguila 4:8). Aun cuando la Halaja* no adopto esta Mishna (ver Talmud , tratado de Meguila 25B), pareciera que lo dicho allí en el Talmud, fue suficiente para disuadir a la mayoría de leer esta Haftara, dice allí: ” Un hombre leyó “…haz saber a Jerusalén…” en frente de Rabbi Eliezer. El Rabbi le dijo a el -antes de revisar las abominaciones de Jerusalem ve a revisar las abominaciones de tu propia madre-, revisaron y revelaron una impropia conducta…”. Aun así y todo en las comunidades mencionadas la costumbre original fue preservada.
Pero lo cierto es que la rechazada Haftara es realmente maravillosa! A excepción del párrafo de la introducción, el cual comienza con la condena y desaprobación, la Haftara está llena de versos de Amor de Di-s para con su pueblo: “Yo pasé junto a ti y te vi revolcándote en tu sangre. Mientras estabas en tu sangre, te dije: ¡Vive! Sí, te dije, mientras estabas en tu sangre: ¡Vive! `Te hice tan numerosa como la hierba del campo. Y creciste, te hiciste grande y llegaste a la plenitud de tu hermosura; se formaron tus pechos y creció tu pelo, pero estabas desnuda y descubierta. `Entonces pasé junto a ti y te vi, y he aquí, tu tiempo era tiempo de amores; extendí mi manto sobre ti y cubrí tu desnudez. Te hice juramento y entré en pacto contigo’, declara el Señor DI-S, `y fuiste mía. `Te lavé con agua, te limpié la sangre y te ungí con aceite. `Te vestí con tela bordada y puse en tus pies sandalias de piel de marsopa; te envolví con lino fino y te cubrí con seda. `Te engalané con adornos, puse brazaletes en tus manos y un collar a tu cuello. `Puse un anillo en tu nariz, pendientes en tus orejas y una hermosa corona en tu cabeza. `Estabas adornada con oro y plata, y tu vestido era de lino fino, seda y tela bordada. Comías flor de harina, miel y aceite; eras hermosa en extremo y llegaste a la realeza.” (Ezequiel 16:6-13)
Abundan aquí las expresiones sobre el delicado y dedicado trato de un amante a su amada, por cierto que no falta desilusión por sus traiciones, pero nos muestra claramente que en la esencia de la cuestión, existe un poderoso y entrañable Amor del Santo, bendito sea, hacia la comunidad de Israel. Esto fue lo que protegió y estuvo a nuestro lado cuando Di-s nos redimió de Egipto, cuando todavía nuestros padres no tenían suficiente mérito para ser redimidos, y esto es lo protege y está a nuestro lado hoy en día, en tiempos de nuestra actual redención, la era del estado de Israel.
Una pequeña porción de todo esto se expresa en las haftarot paralelas, que reemplazaron la original. Un ejemplo, en las palabras de Jeremías:” De ti recuerdo el cariño de tu juventud, el amor de tu desposorio,…” (Jeremías 2:2) y en las palabras de Isaías:”…Jacob no será ahora avergonzado, ni palidecerá ahora su rostro” (Isaías 29:22)